La falta de control sobre uno mismo y la tendencia a no reprimir los impulsos agresivos, con frecuencia, suelen ser uno de los principales motivos de consulta cuando se acude al psicólogo. Es importante que en estos casos, uno mismo tome la iniciativa de frenar su agresividad y pida atención especializada para saber como controlarla.
A menudo, la conducta agresiva es una respuesta habitual ante los problemas o frustraciones de la vida, y esta conducta puede llegar a ser destructiva, generando malestar y destrozo tanto en la propia persona como en su entorno más cercano. Por este motivo, principalmente, los pacientes acuden preocupados al psicólogo, manifestando el deseo de acabar con esa situación tan devastadora y con la necesidad imperiosa de un cambio en su conducta.
Por esta razón he decidido explicarte en este artículo por qué la agresividad se manifiesta tanto en algunas personas, cuales son los motivos por los que sucede, y por último, darte algunos consejos de cómo controlarla.
Pero, ¿por qué sucede?
La conducta agresiva aparece cuando sentimos rabia o ira. Y estas respuestas emocionales, se activan ante la frustración de percibir que algo es injusto o como reacción ante una situación que se interpreta como amenazante.
De todas formas, puede que creas que sentir ira es algo malo o que no deberías sentirla, pero no es así. Sentir ira o rabia es condición humana y en algunos momentos será necesaria para reaccionar ante algo verdaderamente ilícito. Ya que si la reprimes también sufrirás graves consecuencias: inseguridad, somatizaciones, depresión, ansiedad, obsesiones, etc…
Por lo tanto, lo importante es que aprendas a regular esa respuesta emocional de rabia, para que no aparezcan las conductas agresivas ni las consecuencias de inhibirla.
Por lo tanto, ¿Cómo controlamos la conducta agresiva?
Ten en cuenta los siguientes consejos que te voy a dar para regular tu ira y controlar tu conducta:
- Utiliza la técnica del “Tiempo fuera”. Esta técnica consiste en irte del lugar que desencadena la ira durante el tiempo necesario para poder calmarte antes de que tu conducta se convierta en violencia.
- Reformula tus pensamientos. En ocasiones son los propios esquemas cognitivos los que llevan a no gestionar de forma eficaz la ira. Es importante reformular lo que piensas de las situaciones y de los demás, de sus intenciones y de los motivos reales que tienes para mostrar esa agresividad. Si te paras a pensar, seguro que relativizas la situación y frenas tus impulsos.
- Entrénate en técnicas de autocontrol emocional. La meditación, la relajación y las técnicas de autocontrol son formas muy efectivas de evitar la ira. Puedes relajarte también con deporte, yoga o mindfulness. Esta práctica debe realizarse de forma mantenida en el tiempo para que se observen sus beneficios.
- Mantén hábitos de vida saludable y un entorno propicio. Desde luego el alcohol, el tabaco, las drogas, o el no dormir suficiente o no alimentarse bien, no ayudan a que tu conducta pueda ser controlada por ti. Por ejemplo, sentirse agotado física y mentalmente hace que te sientas más irascible. También empeora tus recursos a la hora de afrontar situaciones potencialmente negativas. También es importante desenvolverse en un entorno conciliador, ya que si por el contrario te rodeas de un ambiente en el que las manifestaciones agresivas están a la orden del día, provocará en ti cierto descontrol.
- Pide ayuda profesional. Acudir a terapia psicológica puede ser una gran decisión para aprender técnicas de autocontrol y cambiar tus esquemas cognitivos. El terapeuta puede ayudarte analizando tu caso concreto, es decir, realizando un análisis funcional de tu conducta y elaborando después una estrategia de tratamiento en base a unos objetivos concretos. Así conseguirás echarle freno a tu agresividad, ¡lograrás controlarla!
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