¿Alguna vez has sentido un vacío interior? ¿En alguna etapa de tu vida te has sentido desmotivado o has creído que la vida había perdido el sentido para ti? Sentir el vacío emocional es una de las peores sensaciones que puede experimentar una persona.
¿Qué es el vacío emocional?
El vacío emocional es una experiencia difícil de explicar, pero que muchas personas han experimentado alguna vez en la vida. A veces nos sentimos vacíos de forma puntual frente a un momento difícil o un acontecimiento desagradable. Pero, otras veces, nos sentimos vacíos de manera constante o cada vez que un hecho determinado sucede o se mantiene en el tiempo.
Cuando nos sentimos vacíos nos sentimos tristes, perdidos, heridos y solos, y nos sentimos desconectados con el mundo y sin sentido. Podemos tener una vida aparentemente completa y satisfactoria, pero no sabemos porque sentimos ese vacío interior.
Algunos pacientes expresan que es una sensación muy desagradable, y comentan que intentan llenar ese espacio, pero no encuentran nada que les haga sentirse satisfechos. Entonces se vuelven esclavos de sus conductas, las cuales son estrategias ineficaces, y a menudo, acaban dependiendo de sustancias o personas para llenar ese vacío. Y la realidad es que este hecho se convierte en otro problema añadido, en vez de en una solución. Este intento erróneo de solucionar dicho vacío puede suponer el desarrollo de otro tipo de problemáticas como: conductas agresivas o autodestructivas, alcoholismo, adicciones, conductas compulsivas con la comida o las compras, etc… Sin embargo, la verdadera solución al problema es centrarnos en el origen del mismo, y analizar las posibles causas que lo desencadenaron.
Causas del sentimiento de vacío emocional
En el origen de un problema tan complejo como este, suele observarse un sentimiento de frustración personal provocado por las metas, anhelos y expectativas no superadas. También implica un problema de auto-aceptación y una incapacidad para encontrar nuevos sentidos que permitan reencauzar la vida de un individuo.
Es decir, que existe cierta predisposición en determinadas personas. Sin embargo, los motivos que impulsarán esta sensación de vacío pueden ser varios, y frecuentemente están relacionados con carencias emocionales o con pérdidas concretas. Por ejemplo: el fallecimiento de un ser querido, una separación o insatisfacción en la relación de pareja, cambios vitales importantes, sentimientos de culpa, miedos, dependencia emocional, excesiva autoexigencia, soledad emocional, etc…
Aunque las carencias emocionales vividas en la infancia son fundamentales en el desarrollo del vacío emocional, algunos acontecimientos de la vida de una persona pueden hacer que se vaya forjando en nosotros este sentimiento. Si nuestra vida viene llena de personas que nos abandonan, gente que por desgracia está ausente (enfermedades, muerte), traumas psicológicos fuertes (accidentes, abuso, maltrato) y heridas variadas (infidelidad, por ejemplo), la persona puede generar un sentimiento de vacío similar al descrito anteriormente. Este vacío puede durar más o menos tiempo, dependiendo de la intensidad, la cantidad y la duración de los eventos que nos provoquen ese dolor.
¿Es posible superar el sentimiento de vacío emocional?
El vacío emocional se va llenando cuando encontramos explicaciones para él y nos responsabilizamos de nuestra propia vida, proporcionando aquello que necesitamos y no nos dieron. Es importante aceptarnos, querernos, aprender que somos capaces de sostener y transferir las emociones que nos hacen sufrir. Para superarlo, tenemos que dejar de escapar de él y mirarlo de frente. Para ello es fundamental una terapia donde el terapeuta nos ayude a recordar y tener presente esa imagen positiva de nosotros mismos, y donde aprendamos que la angustia puede ser sostenida y calmada.
El tratamiento tiene que tener como objetivo principal el reconocimiento del vacío y la necesidad de buscar un nuevo sentido, y de plantear nuevos objetivos vitales. La búsqueda interior del paciente, guiada por el terapeuta, ayudará a detectar qué es lo que ha faltado en la vida o qué han significado exactamente esas pérdidas.
También es importante ayudar a la persona a encontrar y desarrollar estrategias para afrontar el vacío y ofrecerle pautas para la detección de pensamientos negativos y su manejo. En la mayoría de los casos será imprescindible trabajar el autoconcepto y los sentimientos de autoestima.
Además, para atenuar la sintomatología fisiológica, se recurrirá a técnicas de relajación y autocontrol emocional.
El sentimiento de vacío suele ser un signo clínico de trastornos como la ansiedad, depresión y adicciones por lo que en estos casos se abordará dentro de un contexto psicoterapéutico especializado más amplio.
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