Algunos padres y madres acuden preocupados a consulta con la pretensión de determinar si su hij@ presenta Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad. Pero… ¿Qué ocurre cuando esos niñ@s llegan a la etapa adulta? ¿Existe el TDAH en los adultos?… La respuesta es clara: “SI”. Lo que suele ocurrir es que los síntomas se atenúan o modifican y prevalecen más los síntomas referentes a la inatención, que los que se asocian a la hiperactividad e impulsividad.
En alguna ocasión, los profesionales nos encontramos en consulta con adultos jóvenes que siguen formándose académicamente, y comentan que les cuesta concentrarse cuando están estudiando la carrera universitaria o preparando alguna oposición, no se organizan bien, son olvidadizos, gestionan mal el tiempo e inician muchas tareas pero finalizan pocas, etc… Además, emocionalmente suelen tener poca tolerancia a la frustración y una baja autoestima y se muestran inseguros e irritables en ocasiones.
En la actualidad, los adultos están infradiagnosticados, ya que se consideró durante mucho tiempo que el TDAH era propio de niñ@s y adolescentes. A día de hoy es el trastorno psiquiátrico no diagnosticado más común en los adultos. Sin embargo, está estadísticamente demostrado, que este trastorno puede existir en el 60% de los adultos, cuyos síntomas ya comenzaron en la infancia, antes de los siete años.
¿Qué diferencias hay entre el TDAH presente en la infancia y en la edad adulta?
Como he comentado anteriormente, en el adulto la clínica es parecida, pero con una variación en los síntomas, y el componente de hiperactividad suele disminuir. Algunos de los síntomas más comunes del TDAH en adultos son los siguientes:
- Problemas de concentración.
- Falta de memoria y pobre memoria a corto plazo.
- Dificultades para organizarse.
- Problemas con el establecimiento de rutinas.
- Carencia de autodisciplina.
- Comportamiento impulsivo o pensamiento precipitado.
- Baja autoestima.
- Inquietud interior.
- Escasa capacidad para administrar el tiempo.
- Impaciencia y frustración.
- Pobres habilidades sociales.
- Manifestar observaciones inadecuadas.
- Sensación de claudicar antes de tiempo o de no conseguir objetivos.
La presencia de TDAH puede ocasionar accidentes laborales, domésticos y de tráfico, problemas de pareja y en las relaciones interpersonales, y problemas de rendimiento laboral. Los adultos con TDAH tienen tres veces más probabilidades de ser despedidos del trabajo, más cambios de puesto, menor valoración en el cumplimiento de su trabajo, etc… Todo esto puede generar sentimientos de tristeza y fracaso, e incluso, puede ser el origen del desarrollo de un trastorno por consumo de sustancias.
¿Cómo se diagnostica?
Los adultos que observen algunas de las manifestaciones anteriores y sospechen que presentan este trastorno, deberán acudir a la consulta de un psicólogo o psiquiatra para someterse a una evaluación psicodiagnóstica.
Además de las escalas de clasificación para determinar si un adulto cumple con los criterios de diagnóstico del TDAH, es de especial importancia una evaluación detallada que incluya un examen de los antecedentes de conducta y las experiencias escolares de la persona cuando era niño. La historia clínica también es importante, lo mismo que los antecedentes de cualquier enfermedad, trauma o lesión, que también podrían ser la causa de los síntomas.
También serán necesarias varias pruebas psicológicas que permitan evaluar la memoria funcional, el funcionamiento ejecutivo, las aptitudes visuales o espaciales o el razonamiento. En la evaluación también se examinará el estado de ánimo de la persona y si tiene otros problemas, como la ansiedad, depresión o si consume drogas u otras sustancias.
¿Qué tipo de intervención psicológica es necesaria?
Después de la evaluación se hará una valoración psicológica sobre las necesidades de la persona, y se trazará un plan de intervención adecuado al caso concreto. Normalmente, la intervención en este tipo de trastorno se suele centrar en los siguientes aspectos:
- Trabajar el control atencional del sujeto.
- Proporción de herramientas que le ayuden a planificarse.
- Entrenamiento en técnicas de autocontrol.
- Abordaje de la baja autoestima. Esto ayudará a la persona a tener confianza y a controlar los patrones de comportamiento impulsivo.
Si después de leer este artículo, tienes dudas de si presentas TDAH o no, o consideras que necesitas intervención especializada para tratar los síntomas, te recomiendo que pidas asesoramiento y te pongas en manos de un buen profesional.
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